Si llegamos al final de la avenida de Pilar Miró, vemos que se acaba la carretera y ya no hay más casas y nos encontramos con un camino que se adentra en el bosque lleno de pinos, arbustos, tomillo....el olor a fresco y a verde te invade y dejas de oír los ruidos urbanitas que son sustituido por el silencio, por los pájaros, algún perro en la lejanía y poco más, y los pasos nos van guiando por un gran camino que poco a poco empieza a estrecharse y nos conduce a unas vistas increíbles.
Aquí os dejo unas cuantas para que las disfrutéis tanto como nosotras. Hablan por sí solas
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